La población de Cantillana se encuentra a 29 km de distancia de la población, su extensión es de 107 km2, su altitud es de 32 m sobre el nivel del mar.
Los primeros asentamientos se remontan al Neolítico, época de la que se han encontrado abundantes restos en la zona.
En la época romana fue denominada «Naeva», perteneciendo al municipio romano de Munigua. En ella se instaló un importante puerto fluvial, en el que se llegó incluso a acuñar moneda propia. Se conservan restos arqueológicos del puerto y de la ciudad romana, con numerosas inscripciones junto a vestigios de un acueducto y antiguos enterramientos.
Del Bajo Imperio romano procede la actual denominación de Cantillana, cuando se añadió la terminación «ana» al nombre de familia «Cantilus». Como Cantiliana la menciona San Isidoro en sus famosas Etimologías.
La Cantillana árabe estaba cercada por una muralla romana que los musulmanes aprovecharon y arreglaron, constituyendo una importante fortaleza en el Camino de Córdoba y Sevilla. Tras un cruento asedio fue conquistada por Fernando III el Santo en el mes de abril de 1247. En 1248 Fernando III otorga la villa a la Orden de Santiago y en 1252 pasa a señorío del Arzobispado de Sevilla.
Los Reyes Católicos concedieron importantes mercedes a la villa, como se demuestra en la «Carta Privilegio», conservada en el Archivo Municipal. Gran relevancia tuvo para Cantillana el reinado de Felipe II, en el que pasó de señorío del Arzobispado a Condado.
En 1567, pasó a poder del corso Juan Antonio Vicentelo de Leca, primer conde de Cantillana, cuyo palacio existió junto a la Iglesia. La población total de Cantillana es de 8999 habitnates.