La localidad de Castillo de Locubin se encuentra a 68 km de distancia de la capital, su extensión es de 104 km2 y 706 m sobre el nivel del mar.
Hubo asentamientos prehistóricos, ibéricos, púnicos, hispano-romanos, motivados por el hecho de ser Castillo de Locubín tierra de paso hacia otros lugares donde se encontraba la plata, un metal muy preciado y causante de muchas luchas.
Antes de la llegada de los musulmanes, Castillo de Locubín era ya ciudad íbero romana. En los alrededores del municipio existen varias cuevas, la mayoría aún sin explorar, entre las que sobresalen las del Jabonero, la de los Murciélagos, la del Caldero, la de la Cabeza Baja y la de la Moneda, en el Vadillo.
Fue zona fronteriza y de conquista, en la que se daban continuas treguas entre musulmanes y cristianos. Desde la invasión árabe en la península, se consolidó en este territorio una población mezcla de elementos indígenas y musulmanes. La nueva población va surgiendo en torno a la Villeta. Durante las últimas décadas del siglo IX, y las primeras del siglo X, estuvo envuelta en la revuelta. El rey Alfonso VI fue el primer reconquistador castellano de esta tierra pero la volvió a manos musulmanas, mediante el pago de un tributo. En 1340, Alfonso XI se preparó para llevar a cabo una importante campaña contra el territorio andalusí, y marchó con dirección a Granada. Al llegar a Alcalá la Real la sitió, pero dado que las vituallas para el ejército debían llegar desde Córdoba y Jaén, pasando por Castillo de Locubín, el rey decidió encargar al infante Don Enrique su cerco, al tiempo que se talaban sus campos para impedir el abastecimiento del lugar. El duro sitio motivó la capitulación de la plaza ante los cristianos en el año 1341. Al hallarse Castillo de Locubín en la frontera, hubo momentos en que el lugar llegó a ser asolado por los musulmanes. Así continuó la situación hasta la toma definitiva de Granada por los Reyes Católicos.
La población total del municipio es de 4971 habitnates.