La localidad de baños de la encina se encuentra a una distancia de Jaen de 52 km, posee una extensión de 392 km2 y una altitud de 450 m. El origen del nombre de Baños deriva de la riqueza acuífera del subsuelo de la zona que riega su término con un rosario de pozos y fuentes naturales. La milenaria historia de la población, arranca en el Neolítico con las pinturas rupestres encontradas al norte de su término municipal, que son las primeras huellas dejadas por el hombre. En el II milenio a. C. la minería comienza en los yacimientos de Baños, ricos en cobre y bronce, que dieron lugar a la formación de una organización social que continuó hasta la fundación de Cartago. Durante el Imperio Romano se comenzó la explotación de las minas de plata que decayó juntamente con el Imperio. Huellas de éste pasado minero lo encontramos en El Centenillo, pedanía de Baños de la Encina.

Con el declinar de la minería se intensifica la explotación agrícola, convirtiéndose, en la Edad Media, en un paraíso de agua y huertas. En 1225 Fernando III de Castilla toma posesión de la villa, convirtiéndose por su estratégica situación, entre la Meseta y Andalucía, en una importante vía de comunicación.

Durante el siglo XV fue escenario de enfrentamientos entre el Condestable Iranzo y los maestres de las Ordenes de Calatrava y Santiago, que reflejaban el enfrentamiento entre la nobleza feudal y el Estado Moderno.

A finales del siglo XVII y principios del XVIII la villa toma un nuevo impulso con la intensificación de la agricultura y la ganadería. Pero a finales de este siglo de oro se producen una serie de acontecimientos que merman la riqueza de la villa, en 1767 se esquilma su territorio para la creación de Guarromán, Carboneros, La Carolina y Santa Elena, que nacieron por el Plan de Nuevas Poblaciones de Sierra Morena; en 1835 la desamortización de Mendizabal, y en 1855 la Civil o de Madoz acaban definitivamente con el Bien del Común.

La localidad consta de 2688 habitantes.