Entre el mar y la montaña, el municipio de Almuñécar ofrece al visitante una gran variedad de playas y calas repartidas por sus 20 kilómetros de costa. Aguas poco profundas, ideales para los niños, en Calabajío; la oportunidad de practicar el naturismo a los pies de un barranco en Cantarrijan, animación nocturna en Puerta del Mar o fondos marinos para practicar buceo en La Herradura, son sólo algunas de las posibilidades que este sector de la Costa Tropical ofrece. El urbanismo sexitano ha creado importantes urbanizaciones veraniegas en estos puntos sin descuidar el medio natural. Así, el visitante podrá gozar de todos los encantos del paisaje y de las más variadas ofertas de ocio.
Pero Almuñécar cuenta, además, con una larga historia que se remonta al año 800 a. C., fecha en la que fue fundada como colonia comercial por los fenicios. De esta época se puede visitar una necrópolis y una factoría de salazón. Los romanos dejaron en la Manaba Sexi Firman un acueducto y unas termas a las afueras de la ciudad y la Cueva de Siete Palacios. Bajo estas bóvedas romanas se ha instalado el Museo Arqueológico de Almuñécar, donde se pueden admirar piezas encontradas en los yacimientos cercanos. La situación estratégica de esta localidad fue codiciada por los musulmanes, que dotaron a su casco urbano de murallas y un castillo, el de San Miguel. De hecho, el barrio que se articula a su alrededor conserva un trazado irregular propio de este tipo de urbanismo medieval. Calles empedradas y fachadas encaladas son los signos distintivos de esta zona, en la que el visitante encontrará patios llenos de flores y rincones inolvidables. En algunas de las playas de Almuñécar nos esperan antiguas atalayas de vigilancia, también de la época musulmana, pero que han servido también para rechazar ataques de berberiscos y piratas. Un ejemplo es la que se alza en la playa del Tesorillo.
No es hasta el año 1489 cuando Almuñécar es reconquistada por los Reyes Católicos. Importantes arquitectos y escultores del Renacimiento español contribuyeron a la edificación de la iglesia de la Encarnación, ejemplo de templo cristiano. Diseñada por Juan de Herrera, arquitecto de Felipe II, cuenta con una torre obra de Diego de Siloé. Otro monumento de estética renacentista es el Pilar de la Calle Real. Se trata de un conjunto escultórico realizado sobre una antigua canalización de agua romana. Para conocer algo más de Almuñécar merece la pena visitar en el Castillo de San Miguel el Museo de Historia de la Ciudad, en el que se encuentran interesantes colecciones. El Castillo de la Herradura, mandado levantar por Carlos III, es otra de las construcciones emblemáticas de esta población granadina.
Y respecto a la gastronomía de la comarca, los pescados toman el protagonismo absoluto en las recetas locales. Arroz a banda, pescado frito, espetos de sardinas, langostinos, pescada, cazuela de pescados y mariscos… son sólo algunas de las recomendaciones. Entre las carnes, el choto al ajillo y acompañado de patatas es el que más tradición tiene. Además de las frutas tropicales que en este excelente clima se cultivan, de postre el visitante debe degustar la cazuela mohina o de San Juan. Se trata de un postre de origen árabe parecido al mazapán y que se come en pequeñas porciones. Almendras, azúcar, matalahúva y calabaza son los ingredientes principales.
Los alrededores de Almuñécar nos deparan interesantes localidades veraniegas como Nerja (con Parador de Turismo), Motril (excelentes playas y campos de golf) o Adra, cuyo pasado también tiene origen fenicio. En plenas Alpujarras granadinas el Balneario de Lanjarón ofrece sus aguas medicinales a quienes quieran descansar aquí unos días. A un paso quedan las cumbres, de más de 3.000 metros de altitud, de Sierra Nevada y su Parque Nacional. Multitud de rutas recorren este espacio protegido, mientras que su parque natural cuenta con una estación invernal abierta durante toda la temporada de nieve. También nos espera la capital de la provincia, Granada. Su sabor árabe se palpa en los palacios y construcciones de la Alhambra, el Generalife y el barrio del Albaicín, todo ello declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.