En el sudeste de la provincia de Córdoba, a los pies de fértiles llanuras y parapetada por el circo de montañas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, se enclava Priego de Córdoba. Se trata de una de las paradas obligadas en la Ruta del Califato, el Itinerario Cultural Europeo que recorre tierras andaluzas desde Córdoba a Granada. Entre su patrimonio monumental, el viajero disfrutará de construcciones civiles y religiosas de estilo barroco edificadas durante los largos siglos de esplendor de la cuidad. La gastronomía de Priego, elaborada con aceite de oliva con Denominación de Origen propia, completará cualquier recorrido urbano.
La excepcional situación de la que disfruta Priego ya fue valorada por íberos y romanos, tal y como confirman los hallazgos prehistóricos circunscritos a este periodo histórico. La Baguh hispanomusulmana tuvo una gran relevancia en las rebeliones e insurrecciones medievales, hasta que en el siglo XIII Fernando III la incorporó a los reinos cristianos. Hecho que pasaría a ser definitivo un siglo más tarde gracias a Alfonso XI. Un descendiente de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, fue nombrado primer marqués de Priego en el siglo XV. A partir de este momento, y sumado a la revolución industrial textil del siglo XVIII, la ciudad transforma su perfil y se enriquece con bellas muestras de arte barroco.
En la zona más elevada se encuentra el casco antiguo de Priego. Aquí es donde se levantó el sistema defensivo del Castillo, del cual se conservan unos lienzos y tres torres. Arcos de herradura y capiteles mudéjares hablan del importante legado andalusí de este conjunto. Un tejado a cuatro aguas remata la Torre del Homenaje.
Al lado se extiende el Barrio de la Villa, un conjunto de calles empedradas en las que se dan cita plazas recoletas, fachadas encaladas y callejones estrechos. Un trazado limitado por las murallas y torres donde el agreste relieve no ofrecía suficiente protección contra los posibles atacantes.
la ruta por el arte barroco de Priego puede comenzar en la Parroquia Mayor de la Asunción, donde los rasgos góticos-mudéjares del exterior se convierten en trabajos de madera y yesería barrocas en el interior. Una de sus joyas artísticas es la capilla del Sagrario, empezada a construir en el siglo XVIII. Otro buen ejemplo es la iglesia de la Aurora, diseñada por Juan de Dios Santaella sobre una construcción anterior del siglo XV. El camarín, la portada, las yeserías y los mármoles son los atractivos principales en los que el viajero deberá detenerse.
Otros dos templos, los de San Francisco y San Pedro completan este itinerario cultural. Aquí también se aplicó el criterio de remodelar y ornamentar construcciones del siglo XV con un variado conjunto de yeserías, retablos y esculturas. Entre los monumentos civiles sobresalen la portada y patio porticado de las Carnicerías Reales, la casa natal de Aniceto Alcalá Zamora -primer presidente de la II República- o las fuentes de la Salud y del Rey. Se trata de composiciones neoclásicas en las que se entremezclan los caños de agua, con manantiales y grupos escultóricos.
Una extraordinaria manera de profundizar en la cultura de la zona es degustar alguna de las elaboraciones culinarias, donde el aceite de oliva con Denominación de Origen Priego de Córdoba tiene un marcado protagonismo. El potaje de Semana Santa, el pavo con almendras, el salmorejo, chivo al ajo arriero, el lomo de cerdo o la morcilla de seso son algunos de los manjares de la cocina local. Entre los postres, merece la pena reseñar el cuajado de almendra, los piñonates y la carne de membrillo.
Gastronomía andaluza en la que podemos introducirnos a través de visitas a otros destinos cercanos como Córdoba o Granada, ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus cascos históricos y construcciones emblemáticas como la Mezquita-Catedral, la Alhambra, el Generalife o el barrio del Albaicín acercarán al viajero a piezas claves del Legado Andalusí.